lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Por qué planificar un régimen alimentario, seleccionar la fórmula especializada más adecuada o indicar el suplemento nutricional de mayor eficacia son tareas que demandan una preparación académica tan extensa?

Para quienes son ajenos al mundo de la Nutrición es probable que la pregunta propuesta pudiese parecer algo desproporcionada, entre otras cosas porque en el internet abundan regímenes alimentarios (dietas)  para prácticamente todo, mismas  que se pueden descargar, imprimir y distribuir sin mayor control sobre quiénes van a recibirlas; o porque la mayor parte de las fórmulas enterales tienen un nombre que induce hacia un uso primario que aparentemente no requeriría de una formación académica superlativa (renal es dirigido al riñón, pulmonar va al pulmón); o porque en los medios de comunicación están llenos de personas y comerciales que hablan sobre las propiedades inagotables de proteínas, ácidos grasos, vitaminas o minales y los presentan como soluciones milagrosas para una  infinidad de problemas de salud.

Para el Nutricionista/Nutriólogo que labora en el ámbito clínico, la sola pregunta (la del título) represente parte de su realidad cotidiana y estamos seguros que es el único capaz de entender a ciencia cierta la trascendencia y toda la complejidad que rodea su respuesta; y es lógico, hacer que una cantidad determinada de nutrientes se conviertan en un herramienta de prevención o tratamiento es una labor extremadamente especializada que sin embargo, no siempre es valorada de manera apropiada: un paciente recibe un régimen (dieta) bien estructurado pero a la vista del mundo se ve tan solo como una buena receta de comida; alguien prescribe una fórmula y para la mayoría es un tipo de “leche”; y si se hace la indicación de un mineral como el  Magnesio, gracias a la televisión, pareciera que no es algo tan significativo.  


Por lo dicho, a continuación reseñaremos algunas razones que dan respuesta a la pregunta que ha motivado estas líneas: ¿Por qué planificar un régimen alimentario, seleccionar la fórmula especializada más adecuada o indicar el suplemento nutricional de mayor eficacia son tareas que demandan una preparación académica tan extensa?

Razón 1. Determinar cuánto requiere una persona demanda de una Evaluación Nutricional detallada. La determinación de las necesidades Nutricionales de una persona, aparentemente sana o enferma, en diferentes situaciones clínicas es una labor compleja que como ya hemos reseñado en entregas previas implica la Evaluación de 9 aspectos diferentes (Signos Clínicos Nutricionales, Interacción Fármaco Nutriente; Ingesta Alimentaria, Actividad Física, Crecimiento y Composición Corporal, Bioquímica Nutricional, Reserva Visceral, Componente Inmunológico y Componente Catabólico) y  no solo el Indice de Masa Corporal (IMC), el peso u otro parámetro antropométrico como erróneamente se suele pensar (Ver Evaluación Nutricional)
 
Razón 2. Las necesidades nutricionales de una persona son únicas. Cada individuo sin importar su edad, género o situación clínica tiene necesidades nutricionales únicas y exclusivas para su condición clínica, por ello, modificaciones muy pequeñas pueden ser la diferencia entre el éxito o el fracaso en su Cuidado o Tratamiento Nutricional. Por ejemplo (vamos a utilizar pocos datos para no extendernos demasiado en la explicación), una persona que presenta cirrosis, desnutrición proteico muscular leve, urea y creatinina normal, bilirrubina directa normal, normoglicemia podría requerir 1.2 g/kg/d de proteína a base de aminoácidos ramificados, 0.8 g/kg/d de lípidos y  4.2 g/kg/d de carbohidratos para una relación calorías no proteicas por gramos de nitrógeno de 120; sin embargo, si a este mismo paciente, se le añadiese hiperglicemia, la indicación resultante sería diferente 1.2 g/kg/d de proteína, 1.2 g/kg/d de lípidos y 2.5 g/kg/d de carbohidratos para una relación calorías no proteicas por gramos de nitrógeno de 110.

Razón 3. Una cantidad determinada de nutrientes genera una cantidad totalmente diferente de alimento o fórmula. Supongamos que tenemos un paciente con Diabetes Mellitus tipo 2 en recuperación de una quemadura  y queremos suministrarle 78 g de proteína, 78 g de lípidos y 375 g de carbohidratos. Quién sabe poco de Nutrición probablemente recurra a cuanta tabla de Composición de Alimentos existe y empiece a efectuar operaciones sencillas para cuadrar el aporte requerido; hasta este punto, no hay diferencia con una Nutricionista/Nutriólogo, sin embargo, esta persona no estaría tomando en cuenta por ejemplo, que 100 g de arroz crudo (como se presenta en la tablas) puede convertirse en 200, 300 o 400 g de arroz cocido; o que las carnes no solo proporcionan proteína, sino también grasa y que no siempre esa grasa es visible; o que solo el 50% de la proteína de ese arroz será absorbida (PDCAAS); o que hay alimentos cuya digestibilidad es mayor que otros por tanto deberían ser preferidos; o que hay alimentos cuyo índice o carga glicémica podrían incrementar el riesgo de hiperglicemia; o que hay combinaciones de alimentos que podrían afectar la biodisponibilidad de algunos nutrientes; o que simplemente el paciente tiene muy pocas ganas de comer. Peor todavía, si pretendiese emplear una fórmula especializada porque allí tendría que calcular la cantidad de polvo necesario para alcanzar la dilución estándar; como no existen fórmulas hiperproteicas valorar la posibilidad de combinar fórmulas, con lo cual se incrementan los riesgos de coagulación u otras interacciones físicas; preveer la osmolaridad final del preparado o la fórmula individual en caso deba ser administrada por una sonda, determinar la velocidad de infusión o el número de tomas que debe hacer el paciente para no generar intolerancia alguna, entre otras cosas.


Razón 4. Indicar una vitamina, un mineral o cualquier producto nutricional requiere de un estudio previo sobre interacciones Nutrio-cinéticas. Los nutrientes en general y especialmente los micronutrientes (vitaminas y minerales) son moléculas bioquímicamente activas que pueden interactuar entre ellas y con cualquier otro elemento presente en la luz intestinal al momento de la absorción. Existe información abundante sobre el efecto negativo que tiene el Calcio sobre la absorción del hierro, incluso si este fuera de tipo Hem; del efecto del consumo de concentraciones altas de vitamina C (> 500mg) sobre la absorción de Vitamina B12; del impacto del consumo de Magnesio sobre la absorción de Calcio y de decenas de otras interacciones que hacen que la indicación de una vitamina o mineral sea una acción que demande mucho conocimiento si se pretende que la indicación sea efectiva. Indicar un nutriente sin tomar en cuenta todas estas interacciones es lo mismo que no indicarlo porque el resultado final será poco beneficioso y lo que es peor, en algunos casos incluso negativo.

Ahora bien, volviendo a la pregunta inicial ¿Por qué planificar un régimen alimentario, seleccionar la fórmula especializada más adecuada o indicar el suplemento nutricional de mayor eficacia son tareas que demandan una preparación académica tan extensa? Porque el conocimiento involucrado abarca áreas inmensamente diversas y extensas a la vez: bioquímica del alimento, bioquímica del nutriente, Bioquímica del individuo, fisiología, fisiopatología, Requerimientos Nutricionales, por citar algunos, y por cierto, también técnica culinaria porque un huevo, un trozo de pan y una fresa pueden convertirse en docenas de combinaciones para tratar diversas condiciones. Por lo dicho, la labor y conocimiento del Nutricionista/Nutriólogo no es importante por saber que el hierro sirve para tratar la anemia o que las proteinas forman músculo; que el DHA sirve para el cerebro o que el ácido fólico es útil 6 meses antes del embarazo, eso lo saben todos los Profesionales de la Salud y de hecho TODOS deberían saberlo porque así ayudamos a la población; La labor del Nutricionista/Nutriólogo es INDIPENSABLES porque conoce en detalle cómo actúan esos nutrientes, cómo pueden ser administrados sin que uno de ellos se convierta en el “enemigo” del otro y sobre todo porque ese conocimiento lo convierte en un Profesional de la Salud Especializado capaz de prevenir millones de situaciones clínicas negativas y en los casos que el fármaco y la cirugía ya no pueden hacer más, arrancar a las personas de la muerte.

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