El
uso clínico de miconutrientes en una matriz no alimentaria, es decir, empleando
un preparado farmacéutico (jarabe, emulsiones, cápsulas, pastillas, polvos u
otros), es una tarea relativamente nueva para el Nutricionista/Nutriólogo
(dependiendo de la denominación del país). Nuestra formación académica prioriza
el uso del alimento como vehículo principal y suficiente de micronutrientes; nos
enseñan que la alimentación balanceada puede cubrir, por si sola, todos los
requerimientos de vitaminas y minerales de una persona; pero se da muy poco
énfasis, al hecho igualmente importante, que bajo ciertas circunstancias los
alimentos podrían ser insuficientes para
cubrir estas necesidades tanto en personas
aparentemente sana como en enfermas.
Meditemos
un momento en lo siguiente. Se ha sugerido que la suplementación profiláctica
de vitamina C en dosis de 1000 mg por día, puede reducir la formación de
cálculos biliares (1), tiene un
potente efecto antioxidante y fortalece el sistema inmune entre otras funciones;
se sabe por otro lado, que un consumo menor a 2000 mg por día de Vitamina C es
considerado seguro, se puede hacer incluyendo alimentos y suplementos (2) y no es considerado un tratamiento
médico; esta es la razón por lo cual, muchos de los suplementos disponibles en
el mercado son considerados de “venta libre” es decir, no requieren
prescripción médica. Ahora bien, si estuviéramos frente a un paciente en quién
buscamos prevenir la aparición de cálculos biliares, fortalecer su sistema
inmune o disminuir su producción de antioxidantes, la indicación de 1000 mg
diarios de vitamina C podría contribuir significativamente reducir los riesgos
mencionados; insistimos, no está enfermo. La pregunta sería entonces ¿cuánto zumo
de naranja (una de las principales fuentes alimentarias) se requeriría para
cubrir estos 1000 mg, tomando en cuenta que un vaso de zumo de naranja
proporciona 48 mg de vitamina C por cada 100 ml (3)? La persona debería consumir diariamente, al menos, 2 litros de
zumo de naranja para cubrir esta indicación; algo que aunque posible es poco
probable, entre otras cosas porque podría afectar drásticamente el consumo de
otros alimentos.
En
este contexto, es importante, que el Nutriocionista/Nutriólogo disponga de
diferentes vehículos que le permitan cubrir las necesidades calculadas. Revisemos
a continuación algunos criterios clínicos que esperamos puedan servir de guía
para un uso más acertado de suplementos de micronutrientes.
1. Aportar una mayor cantidad de un
micronutriente a través de un suplemento o alimento, no significa que se
absorberá en mayor medida.
La regulación de la absorción de micronutrientes es un proceso regulado desde
el interior del organismo en función del número de receptores presentes en la
luz intestinal. La deficiencia de hierro, por ejemplo, estimula la aparición
proporcional de receptores de hierro (apoferritina) con el objetivo de captar
la mayor cantidad posible del mineral, disponible en la luz del intestino. Por
otro lado, cuando las reservas de hierro son normales o altas, el número de
estos receptores desciende abruptamente con lo cual la absorción se reduce en
una cantidad proporcional. Este evento que tiene como objetivo proteger al
organismo contra el ingreso desmedido del mineral (cantidades elevadas de
hierro libre pueden inducir un estado pro-oxidante), además, puede afectar
negativamente la absorción de otros minerales debido a interacciones entre
micronutrientes por puntos de absorción común.
2. La
cantidad liberada del micronutriente depende del excipiente empleado.
Excipiente es la sustancia que sirve como transportador del micronutriente
hasta el lugar donde será absorbido; en realidad, el excipiente tiene otras
funciones pero desde el punto de vista nutricional, es la que más nos importa. Dependiendo
del excipiente, un suplemento puede liberar más o menos cantidad de
micronutriente, por ejemplo, 1 cucharadita de sulfato ferroso nos puede
proporcionar 625 mg de sulfato ferroso pero solo libera 125 mg de hierro
elemental; en cambio, una cucharadita de hierro maltosado podría llegar a
liberar hasta 250 mg de hierro elemental (tabla 1). En este caso hemos
comparado dos excipientes diferentes, por un lado el sulfato y por otro la
maltosa. Esta información está disponible en los insertos.
Tabla 1.
Cantidad de micronutriente liberada a partir de
formulaciones con dos excipientes diferentes
Tipo de
fórmula
|
Dosis
|
Cantidad por dosis
|
Cantidad proporcionada por dosis
|
Cantidad de Micronutriente liberado en cada dosis
|
Sulfato
ferroso
|
1
cucharadita
|
5
ml
|
625
mg de Sulfato ferroso
|
125
mg de Hierro elemental
|
Hierro
maltosado
|
1
cucharadita
|
5
ml
|
862
mg de Hierro maltosado
|
250
mg de Hierro elemental
|
Fuente: Inserto
3. La cantidad disponible de un
micronutriente también depende de la forma farmacéutica empleada. Los jarabes y las pastillas pueden
liberar cantidades diferentes de un micronutriente determinado. No solo ello,
la presentación farmacéutica también nos proporcionan ciertas facilidades al
momento de la administración del micronutriente, sobre todo, facilidades relacionadas
con el fraccionamiento de la dosis (tabla 2).
Tabla 2.
Cantidad de micronutriente liberada a partir de dos formas
farmacéuticas diferentes
Tipo de
fórmula
|
Presentación farmacéutica
|
Dosis
|
Cantidad proporcionada por dosis
|
Cantidad de Micronutriente liberado en cada dosis
|
Sulfato
ferroso
|
Jarabe
|
1
cucharadita
|
625
mg de Sulfato ferroso
|
125
mg de Hierro elemental
|
Sulfato
ferroso
|
Pastilla
|
1
pastilla
|
862
mg de sulfato ferroso
|
60
mg de hierro elemental
|
Fuente: Inserto
4. Los niveles de ingesta máxima
tolerable (UL) para vitaminas y minerales esenciales determinan la cantidad
segura de estos nutrientes para ser consumida vía alimento o suplemento. Los UL son los valores de ingesta
máxima tolerable tanto para vitaminas como para minerales y se encuentran
consignados en el documento Dietary Reference Intakes (DRI). Estos valores no
representan en caso alguno una dosis de tratamiento médico y consideran como
seguro cualquier consumo vía alimento o suplemento que sea menor a lo
establecido en estas tablas. Como se mencionó líneas arriba, este es el
fundamento por el cual muchos suplementos de micronutrientes se encuentran en
la categoría de “venta libre” y pueden prescritos con libertad.
Tabla 3.
Valores
de UL para algunos micronutrientes
Nutriente
|
UL
(por día) |
Vitamina
A (preformada)
|
3,000
mcg
|
Vitamina
C
|
2,000
mg
|
Folatog
|
1,000
mcg
|
Calcio
|
2.5
g
|
Hierro
|
45
mg
|
Zinc
|
40
mg
|
Fuente:
DRI
5. Se debe estar atento a la
presencia de excipientes que pudiesen generar reacciones secundarias adversas. Muchas de las formulaciones
disponibles en el mercado pueden contener gluten, lactosa o sulfas. El gluten
está contraindicado en la celiaquía, la lactosa en la intolerancia a la lactosa
y las sulfas en personas alérgicas. Parte del cuidado que se debe tener al
administrar micronutrientes vía suplemento, es también, evaluar los componentes
de la fórmula empleada.
Finalmente,
debemos reiterar que esta nota no pretende desmerecer el papel de los
alimentos, ni mucho menos; esta nota tiene como objetivo llamar la atención de
los Nutricionistas/Nutriólogos hacia el uso de suplementos de vitaminas y
minerales de manera complementaria y sistemática cuando exista evidencia
suficiente que la dieta no llega a cubrir las necesidades de micronutrientes de
una persona. Esta nota tiene como objetivo promover el uso de suplementos de
vitaminas y minerales con fines profilácticos y a dosis seguras, no a dosis de
tratamiento más altas y con formulaciones más complejas que son de competencia
médica. Recuerde, estimado colega y lector, que la labor del Profesional de la
Nutrición no solo incluye el tratamiento de una enfermedad establecida, sino
principalmente la prevención de aquellas que pudiesen aparecer por efectos de
una deficiencia o un mal control Nutricional.
Robinson
Cruz
Director
IIDENUT
Nutricionista
Clínico
Especialista
en Bioquímica Nutricional
Referencias
Bibliográficas
1. Del Pozo Reginald, Muñoz Mirna, Dumas Andrés, Tapia Claudio, Muñoz Katia,
Fuentes Felipe et al . Efecto de la ingesta de vitamina C en el proceso de
formación de cálculos biliares de colesterol. Rev. méd. Chile [Internet].
2014 Ene [citado 2016 Mar 09]; 142(1): 20-26.
Disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872014000100004&lng=es.
http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872014000100004.
2. Dietary
Referente Intakes (DRI) for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty acids,
Cholesterol, Protein, and Aminoacids. Food And Nutrition Board. Institute of
Medicine of the National Academies. 2005
3. Instituto Nacional de Salud (Perú). Tablas
peruanas de composición de alimentos / Elaborado por María Reyes García; Iván
Gómez-Sánchez Prieto; Cecilia Espinoza Barrientos;
Fernando Bravo Rebatta y Lizette Ganoza Morón. – 8.ª ed. --
Lima: Ministerio de Salud, Instituto Nacional de Salud, 2009. 64 p.
Que buena entrada, en Colombia la suplementación con micronutrientes la realiza el médico, y aplica para casos especiales como gestantes o en niños con déficits. Los nutricionistas aqui no tenemos la potestad de medicar, pero si de estar actualizados y sugerirle al médico (que en ocasiones desconoce de déficit nutricionales) cuales serían los suplementos indicados en ciertos tipos de pacientes.
ResponderEliminarSaludos desde Colombia
Muy buen post, gracias colega por compartir información.
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