La física elemental enseña que cuando dos o más cuerpos tratan de llenar un espacio vacío, el espacio dejado por el repliegue de uno de ellos, será automáticamente cubierto por el otro. En salud sucede lo mismo. Todas las especialidades de salud deben cubrir un inmenso espacio vacío que se llama prevención de la enfermedad y promoción de la salud. Cuando alguna de estas especialidades cede su espacio por desaprovechar una oportunidad o dejar de ejecutar una labor, no es que las otras especialidades se lo arrebaten, ocurre una simple recomposición de fuerzas que evita el vacío y permite que este espacio se llenado por alguien. Lamentablemente, esto ha pasado por años con los Nutricionistas, hemos cedido espacios que han sido cubiertos por otras especialidades de la salud. Sin embargo, el tiempo actual nos está ofreciendo una gama bastante amplia de posibilidades que nos podrían ayudar, si las aprovechamos en su real magnitud, a recuperar el tiempo perdido.
En los últimos años hemos sido testigos de como la inseguridad alimentaria se ha ido instalando paulatinamente en el mundo y sobre todo en los países menos desarrollados. El volumen de alimentos (expresado en toneladas métricas) destinado para la alimentación humana se ha reducido considerablemente porque su uso ha sido re-orientado para ser empleado como materia prima para la producción de combustibles bio-degradables más baratos y menos contaminantes que los combustibles fósiles tradicionales (petróleo y derivados), es decir, el destino de buena parte del maíz, caña de azúcar o trigo cultivado en los principales productores del mundo como Estados Unidos, México, Brasil o la Unión Europea, ya no es la alimentación humana sino la producción de etanol. La creciente demanda de China por ciertos alimentos como la soja, mérito a su reciente auge económico, ha generado también que los precios de los mismos se incrementen considerablemente en el mercado internacional con lo cual se ha afectado especialmente a las economías más débiles donde la mayor parte del ingreso familiar es destinado a la compra de alimentos y siendo estos más caros, el ya escaso presupuesto del hogar no sirve para cubrir las necesidades básicas de la familia. Los estragos del cambio climático en el mundo lindan, en muchos aspectos, con la catástrofe. En la mitad del planeta las lluvias son cercanas a diluvios, mientras que en la otra mitad las sequías son más intensas y prolongadas. Las reservas de agua dulce son menores cada año producto de la disminución de las zonas congeladas del planeta y a cambio se ha monitorizado un incremento considerable de los niveles de agua salada incompatible con la vida del ser humano y el cultivo de alimentos, al menos de manera directa, puesto que bajo ciertos procesos el agua de mar se puede desalinizar, no obstante, estos costos tendrían que endosarse al consumidor final.
La ciencia se está encargando día a día de darnos razones suficientes para asegurar que uno de los principales componentes de la salud de las personas es el estado de Nutrición. Prácticamente es una verdad absoluta que mientras más fuerte sea el estado de nutrición de una persona, mejor será la salud y expresado en términos económicos menor será el gasto que el Estado tenga que hacer para asistir a sus ciudadanos. El primero de octubre pasado se presentaron los resultados del estudio denominado “Análisis del impacto Económico y social del hambre en América Latina” (1) desarrollado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en trece país de América Latina, incluyendo el Perú. El estudio tuvo dos componentes de análisis: uno relacionado con el impacto retrospectivo de la desnutrición global infantil y otro relacionado con las proyecciones económicas de gasto estatal asociado con la no corrección del problema. En cuanto al primer aspecto se evaluaron los costos de salud para niños y niñas de 0-4 años que estaban desnutridos en el 2005; los costos de educación derivados de su desnutrición durante sus primeros años de vida de aquellos que para el 2005 tenían entre 6-18 años y el costo económico por pérdida de horas de trabajo a causa de enfermedades asociadas con desnutrición en los primeros 5 años de vida de personas que para el 2005 tenían entre 15-64 años. En relación al segundo aspecto se evaluó cuánto sería el ahorro en los mismos aspectos si se efectuarán reducciones considerables en las tasas de desnutrición infantil actuales. En término de pérdidas acumuladas el Perú gastó hasta el año 2005, 2.393 millones de dólares (ver detalle en Tabla No 1), gasta anualmente 345 millones de dólares (ver detalle en tabla No 2) y ahorrará aproximadamente 814 millones de dólares si para el 2015 logra erradicar la desnutrición (ver detalle en tabla No 3)
Fuente: Referencia 1
Fuente: Referencia 1
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Puesto que en un futuro próximo el agua será un bien tan preciado como el oro o el petróleo actual, los alimentos probablemente también se conviertan en artículos de lujo, por lo que, la necesidad de profesionales que puedan dirigir las políticas de alimentación y nutrición serán indispensables y no solo para ello, sino también para combatir los efectos negativos de la polarización nutricional del mundo (la mitad está desnutrido y la otra mitad está obeso). Estas tal vez sean algunas de las razones por las cuales, en los últimos años, todos se confiesan Nutricionistas consumados, mientras que los propios Nutricionistas siguen reclamando las pérdidas del pasado. Tal vez sea cuestión de Identidad lo que necesitamos los Nutricionistas para liderar estos movimientos. La identidad es útil para las personas como para los países o las agrupaciones de personas. Ayuda a fijar metas y una visión global de desarrollo. La identidad se forja a partir de logros y de instituciones sólidas que puedan canalizar y sistematizarlos de una manera tal que le den a sus asociados una idea de progreso y crecimiento. Así nos viene sucediendo a los peruanos, que fruto de nuestros recientes logros en gastronomía, arte, cultura etc., estamos empezando a desarrollar una Identidad nacional (para nada tiene que ver con un chauvinismo desmedido), que sin embargo, por falta de instituciones sólidas puede peligrar en su construcción.
Del mismo modo, los Nutricionistas necesitamos de muchos colegas con logros importantes, investigaciones, cargos, libros publicados entre otras cosas, y de instituciones sólidas como el Colegio de Nutricionistas del Perú o las universidades que hasta el momento es poco o nada lo que han hecho para estimular estos logros o canalizarlos de manera tal que pueden enviar un mensaje a los profesionales en ejercicio y a aquellos que están por convertirse en profesionales, que el liderazgo del Nutricionista no es una utopía, por el contrario es una realidad tangible y posible, que lo único realmente necesario es voluntad y desprendimiento en todas las áreas involucradas.
“Cuando enfrentes algo que creas imposible, espero te des cuenta que al final, lo único probablemente imposible es aquello que no quieres hacer” Anónimo 1407
Robinson Cruz Gallo
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Director Renut
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Referencias Bibliográficas
1. Programa Mundial de Alimentos y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Análisis del impacto Económico y social del hambre en América Latina. Lima. 2008. Visto en: http://www.onu.org.pe/Publico/centroprensa/DetalleNoticia.aspx?id=1719, el 25 de Octubre del 2008.
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